Cómo gestionar un patrimonio inmobiliario y no morir en el intento

  • hace 3 años
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¿Tienes un piso o quieres comprar uno y tienes dudas sobre su gestión económica? Hoy te contamos todo lo que necesitas saber sobre cómo gestionar un patrimonio inmobiliario y no morir en el intento.

Tanto si has recibido una herencia, como si piensas comprar o sencillamente quieres mejorar tus habilidades de gestión te contamos todo lo que necesitas saber sobre gestión para aplicar en viviendas.

¿Qué es la gestión de activos en el sector inmobiliario?

Un activo corriente puede ser desde efectivo, las cuentas por cobrar, las existencias, los valores negociables, los pasivos pagados por adelantado y otros activos líquidos.
En cuanto a un activo inmueble nos referimos a una propiedad como un piso, una casa o un local comercial.
Estos inmuebles no tienen que producir dinero inmediato, a menos que los alquiles, pero sí a medio y largo plazo si tenemos pensado venderlos.
Por este motivo, es importante saber gestionarlos si queremos obtener el máximo rendimiento de estos activos.
En este sentido, en la industria inmobiliaria entendemos como gestión de patrimonio inmobiliario todo lo que tenga que ver con revisar y gestionar una cartera inmobiliaria para aumentar su valor.

¿Cómo gestionar un patrimonio inmobiliario?

¿Qué significa patrimonio? Según la RAE, el significado de este término es el siguiente:

“Conjunto de bienes pertenecientes a una persona natural o jurídica, o afectos a un fin, susceptibles de estimación económica”.

Estos bienes pueden ser de varios tipos como hemos comentado anteriormente, pero nos vamos a centrar en los activos y bienes inmobiliarios y por eso debemos hablar de cartera.
Una cartera puede estar compuesta por uno o varias viviendas, edificios o locales o una combinación de ambas cosas.
Por este motivo, es importante analizar su rendimiento para identificar oportunidades de negocio futuribles. ¿Imagina que en la zona aumenta el precio del metro cuadrado a consecuencia de un fuerte desarrollo comercial en el área?

Igual te interesa vender, o no. Depende de muchos factores y variables. Sin embargo, lo más importante es conocer nuestros objetivos y trabajar para lograrlos mediante una correcta gestión de nuestra cartera.

Para lograr nuestras metas podemos comprar, alquilar, hipotecar o combinar algunos de estas acciones, en función del tamaño de la cartera y lo que queramos hacer con ella.
Antes de contar unos ejemplos según qué casos, vamos a deciros las habilidades que tenéis que aprender.

Estas habilidades son las siguientes:

• Orientado al detalle, crítico, flexible y abierto a nuevas ideas.
• Capacidad de análisis y finanzas para valorar y rechazar, o no, ofertas que no nos interesen.
• Comunicación y poder de negociación.
• Ser organizado y tener una clara gestión del tiempo.

Tener estas habilidades es de suma importancia a la hora de saber negociar, validar, vender y llevar la gestión de un activo o patrimonio inmobiliario.
Muchos particulares llevan ellos mismos el control de sus activos, no obstante, las entidades más grandes y los inversores suelen dejar la gestión en manos de expertos e inmobiliarias para que se encarguen de sus carteras.

El motivo está claro, no es una tarea fácil, prueba de ello es que es casi se considera un trabajo a tiempo completo (si son muchas propiedades) y conlleva muchas responsabilidades y ocupaciones.

Hay que tener en cuenta que los arrendadores tienen muchas preocupaciones y decisiones que tomar.
Con esto no queremos desanimarte, sólo que seas consciente de que si la gestión de una sola vivienda ya es difícil imagínate la de varias.

En todo caso, cómo puedes enfocar la gestión para maximizar el valor de una propiedad y el rendimiento de todas tus inversiones.

Primero debes saber que existen 4 visiones diferentes de enfocar la gestión de activos inmobiliarios:

• Visión de apuesta, para ello, debes encontrar las fuentes de ingresos que dan más rédito y son más sólidas desde el punto de vista económico.
• Visión conservadora total, consiste en minimizar los gastos.
• Punto medio entre conservador y arriesgado que gestiona el riesgo de la cartera sin complicarse la vida.
• Crear la cartera.

A continuación, vamos a explicar cómo funcionan estos enfoques que están muy relacionados con tus objetivos.
Si tienes dudas de lo que quieres conseguir piensa en tu forma de ser (conservador, arriesgado o punto medio), así tendrás una idea del enfoque que más te conviene.

Viviendas más rentables y sólidas económicamente hablando

Siempre es bueno encontrar una propiedad que pueda aumentar significativamente su valor.
Los buenos inversores inmobiliarios se distinguen por saber buscar propiedades que proporcionen el mayor flujo de ingresos posible. Una forma de hacerlo eficazmente es invirtiendo en propiedades de alquiler.

Eso sí, debes pensar en su gestión y lidiar con los vecinos. Un consejo, recurre a una inmobiliaria.

Gestionar el riesgo

Siempre existe cierto porcentaje de riesgo en todo tipo de inversión, vivienda incluida.
Sin embargo, hay algunas propiedades de inversión que son más arriesgadas que otras.
Por este motivo, es importante saber mitigar el riesgo o preparar contingencias en caso de que una inversión fracase son componentes críticos de la gestión de activos inmobiliarios.

Otro enfoque es el de reducir los gastos

Ten en cuenta que el mantenimiento de una vivienda puede costar bastante dinero, sobre todo, si la acabamos de reformar y llevamos meses sin encontrar inquilinos que cumplan ciertas garantías.

Afortunadamente, existen formas de arreglar esta situación y una de ellas es minimizar el coste de las propiedades de inversión. ¿Cómo? Fácil, eligiendo alquileres e inquilinos rápidos como estudiantes o universitarios.

Eso sí, el riesgo de rotación es mayor en este tipo de inquilinos.

Creación de una cartera

Lo ideal es que cuanto más inviertas, más beneficios tendrás. Saber gestionar una cartera de activos inmobiliarios implica saber diversificar estratégicamente para conseguir el máximo beneficio.
Por este motivo, debemos conocer las diferentes clases de propiedades de inversión entre las que nos encontramos las siguientes:

• Alquiler de temporada o para vacaciones.
• Residencial y vivienda durante periodos largos.
• Para uso comercial, normalmente, son locales y garajes.
• De uso mixto, que mezcla el uso comercial y el particular.

Los inversores inmobiliarios que buscan beneficios a corto plazo podrían buscar oportunidades para comprar propiedades de alquiler o arreglarlas.

En este caso, la gestión de activos inmobiliarios se centraría más en reducir los costes operativos y aumentar los beneficios de los alquileres.

Si nuestro objetivo es el largo plazo, deberíamos buscar oportunidades para comprar propiedades que se revaloricen significativamente al cabo de unos años o más.

En este caso, la gestión inmobiliaria haría especial hincapié en la realización de mejoras para aumentar el valor de la propiedad.

Ambas estrategias de inversión son totalmente válidas, pero requieren conocimientos de investigación de mercado y gestión de riesgos.

Un gestor de una cartera de inmuebles debe ocuparse de las siguientes tareas:

• Elaborar un presupuesto y hacer estudios de mercado para posibles inversiones futuras.
• Gestionar el apartado económico.
• Vender y comercializar los inmuebles que más interesen.
• Mejorar y aumentar el valor de la/s propiedad/es: un buen gestor deberá saber cómo es el valor y los beneficios de su cartera.
• Buscar y asegurar la financiación para comprar o hacer mejoras de las propiedades.
• Negociar compras y/o alquileres.

Como puedes comprobar gestionar un patrimonio inmobiliario no es una tarea fácil, incluso para las grandes empresas que recurren a expertos.

Por este motivo, es importante saber cuáles son tus objetivos y así adaptarte a tus necesidades para gestionarlos.

Fuente: https://renovaliainmobiliaria.com

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